Trabajo para cambio del final para el grado 8-2
Tomado de:
"El sol babea jugo de piña"
ANTOLOGÍA DE LAS LITERATURAS INDÍGENAS DEL ATLÁNTICO, EL PACÍFICO Y LA SERRANÍA DEL PERIJÁ.
LEYENDA DE LA COCHA
Había
una noticia entre los indígenas, [traída] por los médicos y brujos tomando el
yagé:
Que
pasaría un hombre en compra de chicha. Nadie podría venderle ni tampoco
obsequiarle. [Los médicos y brujos] informaron al gobernador del pueblo. Este
prohibió por completo. [Advirtió] que si este disparate lo hicieran, que este
valle se convertía en una laguna. De manera que todos los naturales tenían
bastante cuidado. De esta manera pasaron varias semanas, cuando de repente se
apareció un hombre vejancón. Andaba de casa en casa en pregunta de chicha. No
le quisieron vender, pero resulta que se fue al campo, en donde encontró a unos
niños en una casa. Les preguntó que si tenían bebida. Ellos le contestaron que
sí. A lo cual quedó contentísimo. Los pobres niños le invitaron que dentre,
«siéntese en el banco». Entonces les volvió a exigir que le vendieran la bebida,
siquiera medio centavo, porque se estaba muriendo de sed. Los pobrecitos
cuidadores le pasaron en una totuma grande al visitante. Lo recibió con toda la
alegría. Les dio las muchas gracias. En vez de bebérselo se lo vació en la
cabeza diciendo:
–Ahora
sí voy a apagar la sed.
Cuando
a los pocos momentos comenzó a brotar agua por los alrededores de la casa. Se
humedeció la tulpa (fogón de tres piedras) y se fue llenando de agua la sala.
Al ver esto los pobrecitos se subieron a la troja (zarzo) para salvar la vida.
Mientras el visitante decía:
–Ahora
sí me hice dueño de todo esto, esta es la propia casa para yo vivir.
Cosa
que a todos los habitantes los hundió con el agua. Algunas personas que se
escaparon porque vivían en laderas, poblaron el Valle de Sibundoy, Pueblo
Grande. Después de un largo tiempo, de la profundidad de La Cocha [laguna]
salía un conejo en figura de hombre que conversaba con la gente y les informaba
que dentro de La Cocha había gente viviendo y tenían todo que comer. Para
comprobarle, le contestaron que les trajera algo. El conejillo se comprometió y
al día siguiente regresó, trayendo arracacha, ñame, maíz mocado, sixe (boro,
santosoma), haba de árbol. Lo pusieron a cocinar y todos comieron. Resulta que
se empacharon (cólico). Casi se mueren. Tuvieron que acudir al médico para
que les cure de ese mal. Toda la gente tenía interés de sembrar. En la nueva
visita le dijeron al conejo para que les trajera las semillas y este cumplió
con el compromiso cada quince días. La gente tuvo tanto interés que en los años
hasta la presente existe esta comida. Creen los mayores hasta ahora que si no
fuera por el conejo no tuvieran qué comer.
(Henao,
1982: 14-15)